Colombófilos y cetreros acuerdan pedir el control de algunas colonias de rapaces silvestres
Los dos colectivos coordinarán sus actividades para evitar que coincidan sus aves
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Juan Manuel Bielva sabe que, de las 150 palomas mensajeras que anilla cada año, «70 van a morir sin salir de casa en ataques de halcones peregrinos y azores silvestres». 'Virginiano' regresó a su palomar de Polanco después de una suelta en Valladolid. El aguerrido pichón recorrió 250 kilómetros, pero llegó abierto de arriba abajo, con una tremenda herida infligida por una rapaz salvaje. Bielva lo cosió y, tres semanas después, el ave logró retornar desde Ciudad Real. Su dueño preside la Federación Cántabra de Palomas Mensajeras y esta semana se ha reunido con el presidente de la Asociación de Cetrería, Alberto Cuesta. Ambos colectivos colaborarán para reducir los ataques de depredadoras a palomas, pero también las muertes de halcones adiestrados. En el origen de esta cita está la aparición de 'Iniesta' mutilado en un contenedor de Soto de la Marina.
El híbrido de gerifalte y peregrino fue hallado en la basura minutos después de haber apresado una paloma mensajera. Presentaba signos de un contundente golpe y le faltaban las garras. La muerte de este halcón fue un desgraciado suceso que, por fortuna, no es frecuente. La mayoría de las pérdidas de rapaces amaestradas se produce por ataques de otras depredadoras naturales o por disparos de escopeta de particulares. También es poco común que un halcón doméstico haga presa en un bando de mensajeras. Son los silvestres los que causan estragos en los palomares de Cantabria, y en ese punto están de acuerdo colombófilos y cetreros.
«Cantabria tiene el privilegio de que sus poblaciones de halcones peregrinos y azores han aumentado de forma espectacular en los últimos años. Tenemos la mayor densidad del mundo por superficie en parejas reproductoras de peregrinos. Son más de 120. Ese ejército de depredadores es un gran inconveniente para los colombófilos», asevera Alberto Cuesta, presidente de la Asociación de Cetrería y Protección de las Aves de Presa de Cantabria. «Es desmesurado. En Canarias, donde existe una gran tradición colombófila, no saben lo que es perder una paloma por el ataque de un halcón. No dan crédito cuando les cuentas que aquí, en algún palomar, te matan casi la mitad de las que crías en un año, por capturas o persecuciones que las hacen estrellarse», tercia Bielva. «De las 11.000 que se anillan cada año en Cantabria, nos matan unas 3.000».
La Asociación de Cetrería promoverá una «interpelación a las instancias europeas y al Gobierno de Cantabria para que se permitan los desnides como método de control de la población de depredadoras». El desnide, que sería «muy limitado», consiste en localizar los nidos y retirar, bajo vigilancia de agentes medioambientales, uno de los polluelos para su utilización en cetrería. «Los colombófilos apoyaremos a los cetreros en la petición del desnide. Nuestras palomas sufrirían menos ataques y en su federación podrían entrar más personas a disfrutar de ese deporte. No es lo mismo un halcón criado en cautividad que uno salvaje».
Atracción por las silvestres
Alberto Cuesta afirma que el 99% de las aves que utilizan procede de la cría en cautividad, «que da muy buenos resultados, incluida la mezcla de razas para conseguir híbridos más capacitados. Pero nuestra máxima aspiración es acceder a aves silvestres, por dos razones: son animales que están en un nivel de selección que los hace interesantísimos para la cetrería. Y en segundo lugar, nos permitiría utilizar especies autóctonas de Cantabria y, en caso de que el animal se perdiera o escapara y se integrase en el medio natural, no estaríamos causando ningún tipo de alteración. Ese riesgo sí existe cuando se trabaja con especies alóctonas».
Los desnides autorizados por la Administración y destinados a la práctica de la cetrería «se hacían tradicionalmente en Cantabria, pero se suspendieron porque la directiva sobre aves de la Unión Europea no los contempla».
El colombófilo Juan Manuel Bielva argumenta que, aunque el halcón peregrino es una especie protegida, «está rompiendo la cadena ecológica del sistema natural de Cantabria». Alberto Cuesta abunda en ese aspecto y asegura que «ejerce una presión excesiva sobre otras aves silvestres que son sus presas naturales y están también en dificultades por su escasez». Bielva añade que sus palomas tienen que pasar el invierno en cautividad, «porque, en esa época, el halcón peregrino, como su nombre indica, emprende la migración desde el Norte de Europa en dirección a África. Pero ya no llega a ese continente. No le hace falta porque encuentra comida suficiente en el Norte de España y se queda aquí».
Domésticos bajo control
Las palomas muertas en las garras de halcones domésticos son pocas, pero a veces ocurre y los aficionados a los deportes que se practican con ambos tipos de aves quieren evitar en lo posible los accidentes. «Vamos a intercambiar información para que los cetreros sepan dónde están los palomares y los colombófilos sepan dónde entrenan los cetreros. Es fundamental conocer los horarios para que la suelta de palomas no se produzca durante el tiempo de entrenamiento de los halcones. La clave está en la coordinación», subraya el presidente de la Asociación de Cetrería. Otro de los acuerdos que se quiere cerrar es que, en caso de que un halcón atrape a una paloma, el cetrero acuda rápidamente al lugar para intentar recuperarla viva y, si no es posible, que se dirija de inmediato al palomar para recoger a su rapaz y ofrecer una compensación económica al propietario del ave muerta.
A esta primera reunión entre halconeros y palomeros ha acudido Abel Ojugas, delegado de la Federación de Cetrería, pero también federado en la de colombófilos. No es el único aficionado que practica ambos deportes y compite tanto con las depredadoras como con sus presas. «Utilizo zuritas para dar de comer a mis halcones, no mensajeras. La verdad es que me da cosa. Es un animal vivo, y me da pena. Pero así es la naturaleza».
Abel Ojugas ha llegado acompañado de 'El Fary', una halcón peregrino que nació en abril, un pollo que ya apunta maneras. Es su nueva apuesta, después de que un ratonero le matara a 'El Quillo', que era su orgullo: ganó el campeonato de Suances, quedó quinto en el de España, séptimo en León y quinto en el Trorreal.